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Revista Centenario N°10 – Julio de 2020
Retorno de la democracia y continuidad de la deuda
Una vez retomada la democracia en 1983, el gobierno de Raúl Alfonsín tuvo un primer
intento de auditar la deuda durante la gestión del ministro de economía Bernardo Grinspun,
pero fue rápidamente obturado por la presión de EEUU, la mafia burocrática interna y los
llamados ―capitanes de la industria‖. Tanto en el plano de los juicios a los militares como con
el tema de la Deuda, la Unión Cívica Radical no tuvo la capacidad de llevar adelante su idea de
un modelo al estilo de la socialdemocracia europea. Tampoco el peronismo, como oposición,
representó un modelo alternativo, sino todo lo contrario. El pacto sindical-militar fue el
compromiso asumido con la dictadura para encubrir la colaboración con la represión y
especialmente, en el accionar de las fuerzas parapoliciales y el aporte de grupos del
peronismo de derecha.
En 1985, ante la crisis económica, los vencimientos de deuda impagables, la alta
inflación (que perturbaba las tasas de ganancias de la burguesía local y empobrecía a la clase
trabajadora) y una caída del 40% de los precios de los bienes transables, el por entonces
ministro de economía Juan Vital Sourrouille, intentó frenar la inflación por medios
heterodoxos fijando precios y salarios . El fracaso estrepitoso del llamado plan Austral, junto
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con la presión de los grupos económicos y la negativa del gobierno de EEUU para refinanciar
la deuda externa, generó un nuevo plan económico llamado Plan Primavera que constituyó un
giro en la concepción socialdemócrata del Estado. Se puso así en práctica un proceso de
descentralización de las empresas estatales, convalidando la deuda privada estatizada como
forma de consolidar y ampliar los intereses de la burguesía; al tiempo que se desfinanciaban
las empresas estatales por medio de la desregulación, la autofinanciación y la introducción de
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capitales privados para competir en condiciones de igualdad dentro del sector público .
En el discurso de lanzamiento del plan Primavera, el 3 de agosto de 1988, el ministro
Sourrouille y el ministro de obras y servicios públicos Pedro Trucco, anunciaron medidas
desregulatorias para acoplar la economía a los cambios mundiales; que, según ellos, eran la
solución a la crisis nacional interna .
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Al final del gobierno de Alfonsín en 1989, la deuda se incrementó de 45 mil millones de
dólares al inicio del período presidencial a unos 63.300 millones, junto con la caída del PBI en
alrededor de 76 mil millones dólares. El déficit del sector público de ese año fue del 7,6%.
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https://www.youtube.com/watch?v=5670W6hS3VQ
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En el libro “Los partidos políticos y la política exterior argentina” María Cecilia Míguez, menciona que en año 1987 se
produjo una bisagra en el plano político y económico lo cual llevó a que… “nuevas tendencia se reflejaron rápidamente en
los renovados diagnósticos realizados por el equipo económico de Sourrouille y en el recambio de funcionarios, como el
caso de la renuncia del secretario de Industria y Comercio Exterior, Roberto Lavagna. En la presentación del “australito”, el
titular de la cartera de Hacienda ya no afirmaba que la crisis era producto de los problemas heredados de la dictadura -
como el endeudamiento externo-, sino que ahora sostenía que las dificultades de la economía argentina y las tendencias
inflacionarias residían en la continuidad del “populismo” y de un modelo “estatista”.
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https://www.youtube.com/watch?v=UPq5rCaz17o
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